sábado, 6 de junio de 2009

Petroglifos de Acámbaro se perderán por saqueos


Por: Onofre Lujano, Domingo, 15 de Febrero de 2009
Ya se contempla que el INAH emprenda un plan de conservación integral pero faltan recursos humanos
ACÁMBARO
Los petroglifos del cerro del Chivo en Acámbaro siguen en total abandono y pese a que han sido visitados por autoridades del INAH, nada se ha hecho para impedir que la gente saquee las piedras labradas y otros vestigios arqueológicos que abundan en esta zona como restos de cerámica y de antiguas flechas.
SIMBOLISMO ANCESTRAL
Espirales labradas en el cerro del Chivo, un símbolo común en algunas culturas antiguas asociado al cosmos.Añejas tradiciones orales refieren que existía un peñascoso repecho en el cerro, donde se advertía claramente la silueta de un chivo blanco que daba la impresión de estar representado con "chorreadas" de materia fecal de lechuzas.
La silueta del chivo tenía un simbolismo, pues según la leyenda, cada 3 de mayo a la medianoche se oían los balidos del fantástico animal que llenaban de miedo a quienes lo escuchaban.
También se han encontrado en el sitio algunos objetos de origen Chichimeca (según la leyenda, aunque más bien, son de origen tarasco o purépecha), así como abundantes figuras de cerámica de importante valor para el arqueólogo.
Entre el pueblo de Acámbaro aún se comentan viejas creencias como la de que el cerro del Chivo tiene puntos de contacto con la leyenda de la Condesa del Pedreguero, pues había un túnel que se conectaba con una de sus cuevas, afirmación que no se ha podido probar científicamente.
Todo esto sucedió a fines de 1700 y hasta 1845, de acuerdo con la corta pero enigmática historia que circula entre la gente.
A defender lo nuestro
El arqueólogo Julio Jorge Celis Polanco explicó que los petroglifos del cerro del Chivo posiblemente proceden de la cultura Chupícuaro, vigente mil años antes de Cristo; se trata de figuras labradas en rocas con muchas espirales, una figura importante en culturas antiguas.
Agregó que desafortunadamente la zona está desprotegida y las celebraciones del equinoccio dan pie para el robo de piezas que por su valor histórico son de todos los mexicanos. Falta estudiar estos petroglifos, dijo, y cada vez se encuentran nuevos pero podrían desaparecer por la inconsciencia de la gente.
Comentó que la gente no debe atenerse a lo que haga el gobierno y esperar a que se acordone la zona porque tal vez no haya recursos para ello "pero depende de cada uno de nosotros entender lo que es nuestro, y qué es importante e interesante, y que está en peligro, por lo que debemos ser responsables y nos falta ese pensamiento y cultura para poder ver las cosas y no destruir".El cerro del Chivo seguramente formó parte de alguna de las culturas de referencia, como lo demuestran los petroglifos y las yácatas de la zona.
Por su espiral característica se presume que los petroglifos pertenecen a la cultura tolteca-chichimeca, pero esto no ha sido comprobado.
Actualmente, los días 21 de marzo de cada año, suben cuando menos 400 personas al ritual indio Xipetote (equinoccio de primavera) presentado por el grupo "El Calpulli" el cual en el centro ceremonial de este cerro, enciende el fuego nuevo y entrega ofrendas a Xipetote o como se considera, la energía cósmica.
La gente acude y escala el cerro del Chivo vestida de blanco saliendo en caravana del puente de piedra de Acámbaro acompañando al grupo "El Calpulli" con sahumerios de copal.
"Purificados" por el humo del copal, caminan a las faldas del cerro hasta llegar al santuario ceremonial.
Una "danza cósmica" corre a cargo del grupo Tlachitonatiuh y luego se lanzan cuatro flechas sagradas a las cuatro regiones del cosmos.
Finalmente se hace un recorrido para ver los petroglifos (piedras grabadas con formas circulares que representan el cosmos) y a pesar de los saqueos que afectan los testimonios de cinco culturas prehispánicas aún pueden verse más de 150 piedras grabadas.
Pero además, yácatas y vestigios de cerámica a flor de tierra. En esta región se asentaron culturas como la Chupícuaro, la teotihuacana, la tolteca, la tarasca y la purépecha, aún vigente cuando llegaron los españoles a México.
RESCATE EN PROYECTO
El director de Desarrollo Urbano de Acámbaro, Adrián Garduño Espitia, explicó que para preservar la herencia arqueológica de la zona se pretende coordinar a autoridades de los tres niveles para que junto con el Instituto Nacional de Antropología e Historia se desarrolle un proyecto de conservación que involucre a los ejidatarios de la zona.
En agosto de 2007, se estableció una superficie poligonal que delimitaría el área. Sin embargo, faltan recursos humanos y materiales en el INAH para consumar un proyecto integral con los tres niveles de gobierno.
Ahora se está en pláticas con el INAH, explicó, pero otro reto es detener el saqueo e involucrar a los ejidatarios para desarrollar una estrategia que les brinde ingresos y desarrollo.

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