domingo, 28 de junio de 2009

Tequisquiapan, para andar bien volados





La descripción de volar en globo, para muchos, se queda corta al lado de la experiencia. Para otros, los que necesitan emociones más fuertes, dicen que es aburrida. Pero si se elige bien el destino, se convierte en un paseo de ensueño: tranquilo y con un paisaje visto desde otro ángulo que bien vale muchas fotografías.
Tequisquiapan es ya un lugar de tradición para ello. Eso sí, es para madrugadores, porque hay que estar listos antes de que salgan los primeros rayos del sol, cuando los vientos son mucho más suaves.
Los organizadores te llevan del hotel al globopuerto. El aire tarda en inflar el aerostático más o menos 15 minutos. Mientras, para sobreponerse al frío y a la desmañanada, nada cae mejor que una taza de café.
El interior del globo se llena de gas propano. El capitán cree que es momento, entonces hay que subir a la canastilla que tiene espacio hasta para ocho personas.
La máxima altura que se puede alcanzar no rebasa los 200 metros. De 45 minutos a una hora los tripulantes se encuentran a merced de las corrientes de aire que el piloto aprovechará, sin que los lleve a una dirección en específico. El chiste es flotar en el aire y disfrutar del paisaje.
La vista se extiende al valle de San Juan del Río y las Minas de Ópalo, al sur. Si miras al norte te darás cuenta de lo grande que es la Sierra Gorda con su Peña de Bernal y, como extra, los viñedos que se localizan a 15 kilómetros al norte de Tequisquiapan.
Muy al contrario de lo que se piensa, arriba le dan a uno ganas de quitarse la chamarra, por el fuego que calienta el aire del globo.
El descenso es como bajar por un elevador. A veces puede ser rápido o lento, todo depende de la fuerza del viento, pero no hay riesgo que correr.
Para finalizar, los organizadores siempre tienen preparado, ya sea arriba del globo o cuando se aterriza, un brindis con champaña, tradición que surge en el siglo XVIII cuando se realizó el primer vuelo en Francia para celebrar la buena travesía.
Estos escenarios también de pretexto para una pedida de mano, festejar un cumpleaños o cualquier aniversario. Se puede solicitar sin costo alguno que se despliegue una manta con un mensaje para la persona que te acompaña al momento de ascender.

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