Domingo, 14 de Junio de 2009
El placer carnal se convertirá en un gozo divino arrastrando a la persona que posees entre tus manos hasta el éxtasis en un abrir y cerrar de ojos. O lo que es lo mismo, tus caricias durante el masaje erótico pueden excitarlo hasta perder las consciencia, la noción de la realidad y todo con dos manos, tus labios y… un poco de imaginación.
Elegir el aceite esencial, una labor básica y sumamente relevante en este masaje erótico y sensual.
Existen múltiples aceites de masaje de: chocolate, vainilla, fresa, frutas exóticas, frambuesa, menta… todo depende del aroma y el sabor preferido por ambos para el deleite de vuestros sentidos. Estos aceites también calientan la zona elevando la temperatura exterior al tiempo que se dispara la interior.
El aceite debe convertirse en un afrodisíaco complementario en el masaje erótico al placer de rozar vuestra piel sólo cubierta por una lencería sensual, que después de volatilizará como por arte de magia. Pero no debe actuarse de forma precipitada, tenemos al menos 10 minutos para nuestro exquisito masaje erótico.
Comenzamos este ritual de placer con un recorrido con las yemas de los dedos por el cuero cabelludo de nuestra pareja, una zona erógena poco explotada en las relaciones sentimentales.
La siguiente fase de masaje erótico pasa por recorrer el cuerpo de nuestra pareja con las yemas de los dedos, descendiendo y remarcando la espina dorsal. Después de acariciarla con los dedos, llega el momento de recorrerlo con los labios y la lengua, esta última con mesura.
Al aproximarse a las nalgas y la entrepierna, el roce debe ser menos intenso, así quien recibe el masaje erótico esperará que le des más…
Donde sí se puede recrear el masajista es en la parte posterior de las rodilla, una de las zonas erógenas más importantes. La siguiente parada serán los pies, a los que se llegará deslizándose por las pantorrillas. Para finalizar el masaje erótico se puede volver a subir hasta los glúteos y lo demás dependerá del tiempo que tenga cada uno.
El placer carnal se convertirá en un gozo divino arrastrando a la persona que posees entre tus manos hasta el éxtasis en un abrir y cerrar de ojos. O lo que es lo mismo, tus caricias durante el masaje erótico pueden excitarlo hasta perder las consciencia, la noción de la realidad y todo con dos manos, tus labios y… un poco de imaginación.
Elegir el aceite esencial, una labor básica y sumamente relevante en este masaje erótico y sensual.
Existen múltiples aceites de masaje de: chocolate, vainilla, fresa, frutas exóticas, frambuesa, menta… todo depende del aroma y el sabor preferido por ambos para el deleite de vuestros sentidos. Estos aceites también calientan la zona elevando la temperatura exterior al tiempo que se dispara la interior.
El aceite debe convertirse en un afrodisíaco complementario en el masaje erótico al placer de rozar vuestra piel sólo cubierta por una lencería sensual, que después de volatilizará como por arte de magia. Pero no debe actuarse de forma precipitada, tenemos al menos 10 minutos para nuestro exquisito masaje erótico.
Comenzamos este ritual de placer con un recorrido con las yemas de los dedos por el cuero cabelludo de nuestra pareja, una zona erógena poco explotada en las relaciones sentimentales.
La siguiente fase de masaje erótico pasa por recorrer el cuerpo de nuestra pareja con las yemas de los dedos, descendiendo y remarcando la espina dorsal. Después de acariciarla con los dedos, llega el momento de recorrerlo con los labios y la lengua, esta última con mesura.
Al aproximarse a las nalgas y la entrepierna, el roce debe ser menos intenso, así quien recibe el masaje erótico esperará que le des más…
Donde sí se puede recrear el masajista es en la parte posterior de las rodilla, una de las zonas erógenas más importantes. La siguiente parada serán los pies, a los que se llegará deslizándose por las pantorrillas. Para finalizar el masaje erótico se puede volver a subir hasta los glúteos y lo demás dependerá del tiempo que tenga cada uno.
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