Una tradición para degustar, restaurant de la Sierra

Enclavado entre la espesura de encinos, árboles de tejocotes, peras y membrillos que caracterizan a la sierra mineral de Santa Rosa de Lima, comunidad de la capital del estado, el Restaurante de la Sierra es, desde hace 35 años, toda una tradición con su especialidad en comida mexicana y el lugar preferido no sólo de las familias guanajuatenses, sino de los turistas que visitan Guanajuato.
León Vázquez y Leovaselina González García, propietarios del Restaurante de la Sierra, recuerdan con grata satisfacción cómo al lado de sus hijos Luz del Carmen, David, Elías, Guadalupe, Lourdes y Camilo "a la vuelta de los años", aquel "cuadrito" que doña Leovaselina recibiera como herencia de su padre, don Aurelio González, ha crecido tanto que ahora puede ofrecer servicios de desayunos, almuerzos y comidas para más de 200 personas y banquetes para 350.
El Restaurante de la Sierra tiene una vista espectacular, desde sus ventanales se puede apreciar el tupido bosque de encinos en el que se localiza el pueblo, si recorre con su mirada el horizonte verá los distintos tonos de verde que la sierra ofrece, los serpenteantes caminos hacia la comunidad y las torres del primer templo de Santa Rosa de Lima, donde se venera la virgen del mismo nombre.
El restaurante tiene su origen en un pequeño negocio que don Aurelio había empezado con el fin de que los arrieros y la gente de las comunidades, aledañas al mineral de Santa Rosa que llegaban a su tienda a surtirse de abarrotes, granos, telas y más artículos, encontraran también en dónde comer, así que la joven Leovaselina quedó encargada del puesto de su padre en donde vendía gorditas y tacos de guisado. Nos cuenta que ella había aprendido a cocinar en la "casa grande" de su padre, en la que todos los días se preparaba comida para más de 20 personas.
El buen sazón y la experiencia de doña Leovaselina ha mantenido al Restaurante de la Sierra, como una de los mejores sitios en comida tradicional en la zona. Se localiza en el kilómetro 14 de la carretera Guanajuato-Dolores Hidalgo, a quince minutos de la capital del estado.
La labor no ha sido fácil, pues han tenido que pasar por crisis económicas muy difíciles, de las que han salido adelante gracias al trabajo de todos y a la unidad. La familia ha sido "el puente y el lazo de unión" para el éxito del restaurante.
Ese amor, esfuerzo y trabajo en conjunto ha tenido gratas satisfacciones, pues el restaurante es el punto de reunión, tanto para las familias guanajuatenses; como para el turismo nacional y extranjero. Por sus mesas han pasado varios gobernantes desde la época de Juan José Torres Landa.
Cuentan que a José Alfredo Jiménez le gustaba ir a la cantina de don Aurelio a tomar mezcal de la sierra y a comer tacos y gorditas, así que aquí definitivamente José Alfredo Jiménez sigue siendo "El Rey". En homenaje al dolorense, además de una pintura al óleo, se tiene una colección de 100 de sus canciones que se dejan escuchar en la sinfonola.
Todo esto le da un toque vernáculo, bohemio, alegre y desde luego familiar a este restaurante que no sólo agasaja al paladar sino a los sentidos. Mientras degusta los exquisitos platillos, el comensal tiene ante sí la imponente naturaleza que puede apreciar por los grandes ventanales.
Otro motivo de orgullo para la familia Vázquez González es que el restaurante es un lugar muy de la sierra, pues además de que el personal que atiende a los comensales son originarios se Santa Rosa, tratan que la mayoría de los productos sean del lugar.
Al visitarlo usted podrá degustar para el desayuno un delicioso jocoque, menudo, huevos con chorizo, chicharrón con chile, gorditas de guisados, etc. Pero si lo prefiere todo el día podrá pedir su especialidad que es la cecina, quesadillas, guacamole, mole que es una receta de doña Dominga García de Álvarez, carne a la tampiqueña, chilaquiles, manitas de cerdo en vinagre, quesos fundidos, sopa de medula, enchiladas mineras y suizas, chiles rellenos, enmoladas entre muchas otros muchos platillos mexicanos. Además para finalizar puede tomar un mezcal de la sierra, café de olla, o algo de repostería de la casa como: galletas de nata, el ate de membrillo (hecho con membrillos de ahí mismo), flan napolitano, pay de queso y frutas en almíbar.