Miércoles, 02 de Julio de 2008
Este magnífico edificio es fiel testigo del pasado agrícola de Guanajuato
SALVATIERRA
La Ex Hacienda de San José del Carmen en Salvatierra es un testimonio magnífico del pasado agrícola de Guanajuato, este complejo que data de principios del siglo XVI se encuentra localizada a tan sólo 9 kilómetros de la cabecera municipal y fue sin duda la hacienda más importante de las muchas establecidas en la fértil región del valle de Huatzindeo.
MISTERIOS OCULTOS
La capilla de la hacienda se encuentra algo descuidada.Actualmente la hacienda se encuentra algo deteriorada debido al paso del tiempo, pero su tamaño y la magnificencia de su edificación dejan ver que en su época fue una de las más importantes de la región.
Nació como la mayoría de las haciendas mexicanas: tras el acumulamiento de varias mercedes de tierra otorgadas por la Corona Española a los primeros pobladores del nuevo territorio.
SU HISTORIA
Esta hacienda, en el municipio de Salvatierra, comienza a formarse a partir de una encomienda de sitios (uno de cal y el otro con cantera) otorgada a la orden de los frailes carmelitas en 1648 para que edificaran un convento.
A raíz de otras donaciones y compras de terrenos que hacen los frailes, dicha propiedad comienza a crecer considerablemente y deciden bautizarla con el nombre de San José del Carmen en honor a la orden religiosa.
Dos años más tarde, en mayo de 1650, estos monjes carmelitas tomaron posesión de cuatro caballerías de tierra (aproximadamente 168 hectáreas) justamente frente al lugar de la calera y el arroyo de Tarimoro, más tarde se recibió un sitio de unas mil 755 hectáreas, era para ganado mayor.
Hacia octubre de 1658 se les otorgó otro sitio y otras tres caballerías.
Como si esto fuera poco, en 1660 los frailes compraron quince caballerías a doña Josefa de Bocanegra y con todas estas tierras se fue formando la hacienda de San José del Carmen.
EN FUNCIONAMIENTO
La edificación ha servido para que se realicen importantes eventos estatales, como el año pasado que fue rentado como campamento para visitantes de ‘La Marquesada’. Sin que se sepa a ciencia cierta el por qué, en 1664 los carmelitas decidieron vender en 14 mil pesos la hacienda a Don Nicolás Botello, en el momento de realizar esta transacción la hacienda ya se extendía hasta el arroyo Tarimoro, al norte; al poniente con las propiedades de Francisco Cerdeño y al sur con el antiguo camino a Celaya, el nuevo propietario se encarga de ampliarla aún más, aunque a su muerte, sus endeudados herederos deciden vender la extensa hacienda a sus antiguos dueños, los frailes del convento del Carmen.
En 1857 la hacienda es rematada a favor de Maximino Terreros y M. Zamudio, pero como no les fue posible saldar la cuenta en forma total, en diciembre de 1860 la propiedad es rematada nuevamente, en esta ocasión es adquirida por Manuel Godoy, quien la mantiene en su poder durante 12 años.
En agosto de 1872 Godoy vende la hacienda a un tal Francisco Llamosa, un aventurero español que reúne una gran cantidad de dinero al comandar a una banda de ladrones que merodeaban el cerro del Culiacán y que fueron conocidos como "los buches amarillos".
Durante la época del Porfiriato, San José del Carmen se consolidó como una de las fincas más productivas de la región, después de 1910 se dejaron de cultivar gran parte de las tierras de la hacienda por sistema de "jornaleros" y pasó a ser explotada por el de "aparceros", aunque siguió teniendo empleados de planta en número de 84 y aproximadamente 450 trabajadores de campo, costando entre todos un promedio semanal de mil 350 siendo el salario diario del peón de 5 centavos.
LA CASA GRANDE
El lugar aún conseva la ‘casa grande’, la capilla, algunas trojes y la barda perimetral que la delimita. Su actual dueño, a pesar de los grandes esfuerzos hechos, no ha logrado que se conserve intacta.La hacienda con el movimiento revolucionario y sus consecuencias en la repartición de la tierra, dejó de ser el latifundio de más de 12 mil 273 hectáreas para repartirse en gran medida entre sus anteriores peones y trabajadores.
ACTUALIDAD
Actualmente en la hacienda de San José del Carmen se conserva la "casa grande", la capilla, algunas trojes y la barda perimetral que la delimita. Pese a que su actual propietario, don Ernesto Rosas, se ha preocupado por darle mantenimiento le ha resultado casi imposible que no se vea deteriorada.
No obstante que don Ernesto y su familia frecuentan este lugar los fines de semana, la han facilitado para que se realicen en ella algunos eventos de importancia estatal.
El año pasado incluso fue ofertada como sitio de campamento esperándose gran cantidad de visitantes a Salvatierra con motivo de la realización de los festejos denominados "La Marquesada" en el mes de septiembre.
Cabe mencionar que aunque la hacienda no está abierta al público en general, si se habla con el dueño y se le explica la razón de nuestra visita, generalmente permite el acceso para que tengamos la oportunidad de observar muebles de la época, como estufas de hierro forjado y "refrigeradores" de madera entre otros, así como la bella arquitectura de la finca.
Este magnífico edificio es fiel testigo del pasado agrícola de Guanajuato
SALVATIERRA
La Ex Hacienda de San José del Carmen en Salvatierra es un testimonio magnífico del pasado agrícola de Guanajuato, este complejo que data de principios del siglo XVI se encuentra localizada a tan sólo 9 kilómetros de la cabecera municipal y fue sin duda la hacienda más importante de las muchas establecidas en la fértil región del valle de Huatzindeo.
MISTERIOS OCULTOS
La capilla de la hacienda se encuentra algo descuidada.Actualmente la hacienda se encuentra algo deteriorada debido al paso del tiempo, pero su tamaño y la magnificencia de su edificación dejan ver que en su época fue una de las más importantes de la región.
Nació como la mayoría de las haciendas mexicanas: tras el acumulamiento de varias mercedes de tierra otorgadas por la Corona Española a los primeros pobladores del nuevo territorio.
SU HISTORIA
Esta hacienda, en el municipio de Salvatierra, comienza a formarse a partir de una encomienda de sitios (uno de cal y el otro con cantera) otorgada a la orden de los frailes carmelitas en 1648 para que edificaran un convento.
A raíz de otras donaciones y compras de terrenos que hacen los frailes, dicha propiedad comienza a crecer considerablemente y deciden bautizarla con el nombre de San José del Carmen en honor a la orden religiosa.
Dos años más tarde, en mayo de 1650, estos monjes carmelitas tomaron posesión de cuatro caballerías de tierra (aproximadamente 168 hectáreas) justamente frente al lugar de la calera y el arroyo de Tarimoro, más tarde se recibió un sitio de unas mil 755 hectáreas, era para ganado mayor.
Hacia octubre de 1658 se les otorgó otro sitio y otras tres caballerías.
Como si esto fuera poco, en 1660 los frailes compraron quince caballerías a doña Josefa de Bocanegra y con todas estas tierras se fue formando la hacienda de San José del Carmen.
EN FUNCIONAMIENTO
La edificación ha servido para que se realicen importantes eventos estatales, como el año pasado que fue rentado como campamento para visitantes de ‘La Marquesada’. Sin que se sepa a ciencia cierta el por qué, en 1664 los carmelitas decidieron vender en 14 mil pesos la hacienda a Don Nicolás Botello, en el momento de realizar esta transacción la hacienda ya se extendía hasta el arroyo Tarimoro, al norte; al poniente con las propiedades de Francisco Cerdeño y al sur con el antiguo camino a Celaya, el nuevo propietario se encarga de ampliarla aún más, aunque a su muerte, sus endeudados herederos deciden vender la extensa hacienda a sus antiguos dueños, los frailes del convento del Carmen.
En 1857 la hacienda es rematada a favor de Maximino Terreros y M. Zamudio, pero como no les fue posible saldar la cuenta en forma total, en diciembre de 1860 la propiedad es rematada nuevamente, en esta ocasión es adquirida por Manuel Godoy, quien la mantiene en su poder durante 12 años.
En agosto de 1872 Godoy vende la hacienda a un tal Francisco Llamosa, un aventurero español que reúne una gran cantidad de dinero al comandar a una banda de ladrones que merodeaban el cerro del Culiacán y que fueron conocidos como "los buches amarillos".
Durante la época del Porfiriato, San José del Carmen se consolidó como una de las fincas más productivas de la región, después de 1910 se dejaron de cultivar gran parte de las tierras de la hacienda por sistema de "jornaleros" y pasó a ser explotada por el de "aparceros", aunque siguió teniendo empleados de planta en número de 84 y aproximadamente 450 trabajadores de campo, costando entre todos un promedio semanal de mil 350 siendo el salario diario del peón de 5 centavos.
LA CASA GRANDE
El lugar aún conseva la ‘casa grande’, la capilla, algunas trojes y la barda perimetral que la delimita. Su actual dueño, a pesar de los grandes esfuerzos hechos, no ha logrado que se conserve intacta.La hacienda con el movimiento revolucionario y sus consecuencias en la repartición de la tierra, dejó de ser el latifundio de más de 12 mil 273 hectáreas para repartirse en gran medida entre sus anteriores peones y trabajadores.
ACTUALIDAD
Actualmente en la hacienda de San José del Carmen se conserva la "casa grande", la capilla, algunas trojes y la barda perimetral que la delimita. Pese a que su actual propietario, don Ernesto Rosas, se ha preocupado por darle mantenimiento le ha resultado casi imposible que no se vea deteriorada.
No obstante que don Ernesto y su familia frecuentan este lugar los fines de semana, la han facilitado para que se realicen en ella algunos eventos de importancia estatal.
El año pasado incluso fue ofertada como sitio de campamento esperándose gran cantidad de visitantes a Salvatierra con motivo de la realización de los festejos denominados "La Marquesada" en el mes de septiembre.
Cabe mencionar que aunque la hacienda no está abierta al público en general, si se habla con el dueño y se le explica la razón de nuestra visita, generalmente permite el acceso para que tengamos la oportunidad de observar muebles de la época, como estufas de hierro forjado y "refrigeradores" de madera entre otros, así como la bella arquitectura de la finca.
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