Domingo, 14 de Junio de 2009
A los malos hábitos que conducen por el camino de la diabetes, los mexicanos debemos agregar una herencia nada buena.
La población de México posee una carga genética que la pone en riesgo de padecer diabetes, enfermedad que detona también por los malos hábitos alimentarios y la tendencia al sedentarismo. Es un mal que no tiene cura, pero se puede prevenir, nos dice el doctor Jesús Arturo Vázquez Leduc.
Directo y con conocimiento, el especialista sugiere tener costumbres saludables, como el ejercicio regular, una alimentación balanceada, dejar fuera el tabaco y el consumo excesivo de alcohol, así como evitar incremento de peso, para prevenir o retrasar la aparición de la diabetes.
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Cualquier persona, hombre o mujer puede caer en la telaraña diabética. Advierte que "además de la carga genética (que afecta a los mexicanos), en la actualidad existe sobrepeso y obesidad desde edades más tempranas y cerca de 70% de los adultos son obesos o tienen sobrepeso, y existe un mayor hábito de consumo de alcohol y/o tabaco y mayor sedentarismo".
Pero, nos cuenta el médico, "el peligro se incrementa si algún familiar directo la padece, especialmente del lado materno y si el descendiente es obeso, aún más. En general, tener familiares directos con diabetes incrementa de dos a seis veces más la posibilidad de padecerla, que aquellos que no tienen familiares diabéticos".
Una pregunta flota en el aire: ¿Qué porcentaje de obesos termina con diabetes? El doctor Vázquez Leduc dice que "se sabe que el paciente con sobrepeso tiene el doble de riesgo de volverse diabético y el obeso tiene cuatro veces".
El especialista nos indica que "una persona sana puede comer de todo, pero igualmente debe vigilar la cantidad de calorías totales, la distribución de nutrientes, consumir agua purificada, evitar los alimentos chatarra y el consumo excesivo de alcohol".
Sobre cuáles son algunos alimentos que nos ponen en mayor riesgo, llama la atención que, "en general, aquellos que son ricos en grasas saturadas de origen animal y en carbohidratos provenientes de la comida chatarra, las pastas, harinas y postres en exceso, además de bebidas como los refrescos y el consumo excesivo de alcohol".
La batalla contra esta enfermedad se da diario en los laboratorios. El médico menciona que desde hace poco "se están utilizando medicamentos nuevos, como los inhibidores de la DPP 4, que actúan normalizando la función de las células del páncreas que producen las hormonas que regulan las cantidades de glucosa en sangre (insulina y glucagón) esto lo logra mediante la preservación de unas sustancias intestinales denominadas incretinas".
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