sábado, 6 de junio de 2009

Por: Beatriz Ramos, Domingo, 20 de Abril de 2008
Hoy en día se pueden apreciar dos que enmarcan la capital, como el de Tepetapa y el de El Campanero
TRADICIONES
El Puente de Tepetapa de 19 metros de diámetro y otros tantos de altura, fue uno de los puentes cuya construcción resultó de tal magnitud que se distinguió como uno de los primeros en toda la República Mexicana.GUANAJUATO
Guanajuato, ciudad de encanto sin igual, guarda en sus entrañas momentos históricos como la construcción de diversos puentes que a mediados del siglo XVII en respuesta a los severos daños que dejaba a su paso las torrentes inundaciones que asolaron a la ciudad, muchas de las cuales hicieron desaparecer hermosas fincas y haciendas de beneficio, construidas en la época de la bonanza metalífera del que fuera Real de Minas, hoy ciudad de Guanajuato.
Hoy en día se pueden apreciar dos majestuosos puentes que enmarcan la estampa citadina como el Puente de Tepetapa y el de El Campanero.
El Puente de Tepetapa de 19 metros de diámetro y otros tantos de altura, fue uno de los puentes cuya construcción fue de tal magnitud que se distinguió como uno de los primeros en toda la República Mexicana, pese a las peripecias de los constructores y trabajadores de la época que se vieron en la necesidad de suspender los trabajos por lo mal planeado que estaba el proyecto.
Fue el arquitecto Juan de Dios Pérez quien sugirió derribar lo construido para edificar el puente sobre un solo y largo arco, como hoy lo podemos apreciar propios y extraños, por lo que su costo en aquel tiempo fue de 48 mil 566 pesos seis reales y tres octavos, más de lo que se había presupuestado por las fallas del piso, ya que entonces pasaba el cauce del río, convertido hoy día en la calle Subterránea Miguel Hidalgo.
EL CAMPANERO
Otro de los puentes que también es digno de apreciarse es el del Puente de El Campanero, construido a fin de dar acceso por la subida de el callejón de El Tecolote a la casa de Don Mariano Vallejo Valbuena, ya que en 1844 se había rebajado la cuesta de la calle del Campanero para dar paso a los carruajes.
En 1878 vuelve a ser rebajada porque las entradas de las casas habían quedado a muy alto nivel, construyéndose entonces este puente que representa un atractivo turístico más de la ciudad.
Sin duda que muchos puentes construidos a las orillas del río tuvieron su belleza sin igual y fueron el orgullo de nuestros antecesores, por los materiales utilizados en su edificación para ser usados como atajos, para acceder a sus viviendas o quedar bajo sus viviendas o calles como el Puente de Nava construida en 1774 que se localiza al iniciar la calle de Cantarranas sobre el que esta la Plazuela Elisa López López.
EL NEPOMUCENO
Casi frente al Teatro Principal, en 1773, fue construido con madera el Puente de San Juan Nepomuceno, que también fue conocido con el nombre del Puente del Rastro.
Y bajo el Mercado Hidalgo y con motivo de la visita del virrey José de Iturrigaray a la ciudad en 1763 "se mandó ejecutar un arco triunfal en el puente", tiempo después se abovedó el mismo conociéndose el trayecto como Calzada de Nuestra Señora de Guanajuato, hoy Avenida Juárez.
El puente de San Antonio construido en madera en el año de 1781, presentaba serios problemas de venirse abajo para 1808 en que se pensó hacerlo de mampostería, cuya obra costaría 2 mil 101 pesos con 2 reales, sin embargo fue hasta 1822 en que se reconstruyó con una resistente bóveda de medio punto que costo 692 pesos y 3 centavos.
Ya en el año de 1844 se rebajó la altura de ese puente para nivelar el piso con la calle de Alonso y el Jardín de la Unión y tener mayor amplitud para el tránsito de los carros del tranvía que en ese año se realizaban los tendidos de las vías.
En tanto que el Intendente Riaño en 1795 dio un fuerte impulso al Ayuntamiento para construir una calzada y suplir la antigua vereda que partía desde la hacienda de beneficio de San Agustín y concluia hasta la presa de La Olla, originándose esta calle por lo que se tuvieron que construir dos puentes que fueron conocidos como Puente de San Juan y de Santa Victoria.
Pero la construcción de puentes, como los cambios de piso que hoy sufre nuestra ciudad, también crearon problemas y el Puente de Nuestra Señora de la Soledad, o Puente de Camacho o Puente Nuevo, que se construyó al terminar la Cuesta del Márquez, ahora inicio de la calle Juárez en el nacimiento de las calles de Juan Valle por un lado y por el otro la Primera Calle de Alonso, que antes de 1796 era muy bajo, tuvo algunas desavenencias ya que los atierres necesarios perjudicaban algunas fincas, entre ellas las de don Antonio de Pérez Gálvez, quien se opuso a que se levantara el piso de dicha cuesta.
Pese a que en ese mismo año el virrey de la Nueva España, el Marqués de Banciforte, dio permiso al Cabildo de Guanajuato para que levantara la altura y se rellenaran las calles que llegaban a él, con una inversión de 27 mil 204 pesos y tres reales.
Finalmente don Antonio de Pérez Gálvez cedió ante la promesa del Ayuntamiento de que el relleno de tierra seria en menor nivel que el proyectado en un principio, sin embargo su casa y las de enfrente quedaron en iguales condiciones con el piso bajo al nivel de la calle.
Posteriormente en 1820 sería necesario hacerlo de bóveda y piedra.
Pero Guanajuato, sigue conservando historias ocultas con la construcción de dichos puentes, hoy tan sólo trajimos a la memoria algunos de ellos.

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