Por: Roberto C. López Arrieta, Domingo, 08 de Junio de 2008
Cuatro generaciones han marcado la vida y el oficio de Mateo Cortés, toda su vida ha laborado de artesano moldeando la arcilla
SAN FELIPE
Cuatro generaciones han marcado la vida y el oficio de Mateo Cortés. Toda su vida ha trabajo la alfarería, pero a la manera artesanal, con un torno donde moldea el barro para crear las ollas, vasijas y platos que han caracterizado a la ciudad.
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Aunque con poca remuneración, el artesano dijo que mientras viva seguirá trabajando en lo mismo.
Sentado en la tabla de madera, con un rodillo que controla con sus pies y las manos llenas de arcilla mojada, Mateo afirma que diariamente moldea entre 150 y 200 figuras, "depende lo que tenga pedido, pueden ser macetas, ollas o platos", dijo
El artesano menciona que aunque trabaja por pedidos, "siempre procuramos tener producto para vender; no ganamos mucho, pero sí nos da para comer".
Y es que el trabajo es más apreciado por su tradición que por su utilidad; además que los productos son relativamente baratos. Una olla cuesta entre 5 y 25 pesos.
Sin camisa para soportar el calor dentro del taller y sin dejar de dar vuelta al torno al mismo tiempo que moldea más piezas, Mateo dijo que aprendió la técnica para trabajar el barro desde que tenía 5 años.
Mi papá, mi abuelo y mi bisabuelo fueron alfareros, así que lo traigo en la sangre".
Dijo que para aprender la técnica del barro se requiere por lo menos un año, pero eso es sólo para saber moldear, también hay que conocer la manera de preparar el barro con la arcilla, de amasarlo y quemarlo.
Su jornada de trabajo inicia desde las 6:00 de la mañana y concluye a las 6:00 o 7:00 de la tarde, "de repente nos tomamos algún descanso para ir a comer, pero así es todos los días.
De sus tres hijos, solamente uno trabaja con él, "los otros prefirieron dedicarse a otra cosa y los entiendo, porque la verdad es que esto no deja mucho. Yo quisiera tener tanto trabajo para poder emplear a más gente y que estén toda la semana, porque ahorita solamente me ayudan dos personas y vienen 3 ó 4 días".
Dijo que por lo regular siempre tiene trabajo por el valor agregado que le da la fabricación artesanal, "ya son pocos los alfareros que trabajan todavía con torno y eso hace que la gente busque nuestro producto, Por ejemplo, tenemos pedidos de ollas del bajío y de San Luis Potosí".
Vida propia
A sus 41 años, el hombre asegura que el barro tiene vida propia. "Se deja que hagan con él lo que uno quiera, mientras uno lo sepa moldear, el barro tiene vida propia, pero hay que dominar la técnica para que pueda tomar forma, de lo contrario no se va a dejar".
Mateo Cortés dijo que el proceso para hacer cualquier objeto inicia con la fabricación de la base, "a partir de ahí se hacen ollas, vasijas o cualquier cosa; luego se deja secar y se hornea al juguete (primera quema); posteriormente se pinta, se barniza y se mete al horno otra vez por cuatro horas para que tenga la consistencia final", detalló.
El taller de Mateo es además, a la antigua. Paredes de adobe y hornos donde se quema con madera o desperdicio de aserradero. Para el artesano, estos meses son los más castigados, no porque bajen las ventas, sino porque el clima árido y los vientos producen una arcilla mala, que es necesario trabajarla con extremo cuidado.
Ferias
Con 25 años de experiencia trabajando en su taller, Mateo asegura que prácticamente ha pasado por todas las ferias y exposiciones, "muchas veces es donde mejor nos va, porque conseguimos clientes que luego vienen hasta acá para hacernos pedidos.
Por ejemplo, en la feria de León siempre nos va muy bien porque llega gente de toda la República".
El hombre lamentó que la alfarería ya no sea lucrativa y que por esa causa las nuevas generaciones ya no se interesen en ella. Los muchachos prefieren irse a Estados Unidos porque ven que no les deja dinero estar aquí.
Yo viví con esto desde niño y voy a trabajarlo mientras pueda, es lo que sé hacer y lo hago con mucho cariño", finalizó.
Cuatro generaciones han marcado la vida y el oficio de Mateo Cortés, toda su vida ha laborado de artesano moldeando la arcilla
SAN FELIPE
Cuatro generaciones han marcado la vida y el oficio de Mateo Cortés. Toda su vida ha trabajo la alfarería, pero a la manera artesanal, con un torno donde moldea el barro para crear las ollas, vasijas y platos que han caracterizado a la ciudad.
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Aunque con poca remuneración, el artesano dijo que mientras viva seguirá trabajando en lo mismo.
Sentado en la tabla de madera, con un rodillo que controla con sus pies y las manos llenas de arcilla mojada, Mateo afirma que diariamente moldea entre 150 y 200 figuras, "depende lo que tenga pedido, pueden ser macetas, ollas o platos", dijo
El artesano menciona que aunque trabaja por pedidos, "siempre procuramos tener producto para vender; no ganamos mucho, pero sí nos da para comer".
Y es que el trabajo es más apreciado por su tradición que por su utilidad; además que los productos son relativamente baratos. Una olla cuesta entre 5 y 25 pesos.
Sin camisa para soportar el calor dentro del taller y sin dejar de dar vuelta al torno al mismo tiempo que moldea más piezas, Mateo dijo que aprendió la técnica para trabajar el barro desde que tenía 5 años.
Mi papá, mi abuelo y mi bisabuelo fueron alfareros, así que lo traigo en la sangre".
Dijo que para aprender la técnica del barro se requiere por lo menos un año, pero eso es sólo para saber moldear, también hay que conocer la manera de preparar el barro con la arcilla, de amasarlo y quemarlo.
Su jornada de trabajo inicia desde las 6:00 de la mañana y concluye a las 6:00 o 7:00 de la tarde, "de repente nos tomamos algún descanso para ir a comer, pero así es todos los días.
De sus tres hijos, solamente uno trabaja con él, "los otros prefirieron dedicarse a otra cosa y los entiendo, porque la verdad es que esto no deja mucho. Yo quisiera tener tanto trabajo para poder emplear a más gente y que estén toda la semana, porque ahorita solamente me ayudan dos personas y vienen 3 ó 4 días".
Dijo que por lo regular siempre tiene trabajo por el valor agregado que le da la fabricación artesanal, "ya son pocos los alfareros que trabajan todavía con torno y eso hace que la gente busque nuestro producto, Por ejemplo, tenemos pedidos de ollas del bajío y de San Luis Potosí".
Vida propia
A sus 41 años, el hombre asegura que el barro tiene vida propia. "Se deja que hagan con él lo que uno quiera, mientras uno lo sepa moldear, el barro tiene vida propia, pero hay que dominar la técnica para que pueda tomar forma, de lo contrario no se va a dejar".
Mateo Cortés dijo que el proceso para hacer cualquier objeto inicia con la fabricación de la base, "a partir de ahí se hacen ollas, vasijas o cualquier cosa; luego se deja secar y se hornea al juguete (primera quema); posteriormente se pinta, se barniza y se mete al horno otra vez por cuatro horas para que tenga la consistencia final", detalló.
El taller de Mateo es además, a la antigua. Paredes de adobe y hornos donde se quema con madera o desperdicio de aserradero. Para el artesano, estos meses son los más castigados, no porque bajen las ventas, sino porque el clima árido y los vientos producen una arcilla mala, que es necesario trabajarla con extremo cuidado.
Ferias
Con 25 años de experiencia trabajando en su taller, Mateo asegura que prácticamente ha pasado por todas las ferias y exposiciones, "muchas veces es donde mejor nos va, porque conseguimos clientes que luego vienen hasta acá para hacernos pedidos.
Por ejemplo, en la feria de León siempre nos va muy bien porque llega gente de toda la República".
El hombre lamentó que la alfarería ya no sea lucrativa y que por esa causa las nuevas generaciones ya no se interesen en ella. Los muchachos prefieren irse a Estados Unidos porque ven que no les deja dinero estar aquí.
Yo viví con esto desde niño y voy a trabajarlo mientras pueda, es lo que sé hacer y lo hago con mucho cariño", finalizó.
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