Domingo, 17 de Mayo de 2009
A pesar de ser propiedad privada y de estar en franco deterioro, la hacienda de Jaral de Berrios sigue siendo uno de los principales atractivos del municipio. La filmación de dos cintas con Antonio Banderas y la historia de sus acaudalados dueños la convierten en un destino turístico que vale la pena visitar.
Por su arquitectura la hacienda ha sido escenario de películas extranjeras. Las dos más conocidas fueron interpretadas por
el español Antonio Banderas: "Érase una vez en México" y "Pancho Villa como él mismo".Ya no se produce en la hacienda pero ahí se sigue vendiendo el famoso mezcal de Jaral de Berrios, que hoy se cotiza en mercados como Canadá. En México, la bebida es distribuida por dos firmas mayores de vinos.
Ubicada la altura del kilómetro 35 de la carretera San Felipe-San Luis Potosí, a unos 20 minutos de la cabecera municipal, la hacienda de Jaral de Berrios, en la comunidad del mismo nombre hoy es propiedad de Jorge Guajardo, pero ha tenido tantos dueños como salones en su interior.
La historia
En sus inicios estas tierras fueron habitadas por indios guachichiles y al llegar los colonizadores las convirtieron en terrenos de pastoreo y una estancia de agricultores. Las primeras crónicas de Jaral datan de 1592, y ya para 1613 su segundo dueño, Martín Ruiz de Zavala, inició su edificación.
Pasan los años y los propietarios se suceden por compra o por herencia. El primer Berrio en llegar a esta hacienda fue Andrés de Berrio, quien al casarse en 1694 con Josefa Teresa de Saldivar se convirtió en propietario.
Las casas principales son tres. La hacienda fue construida durante los siglos XVII, XVIII y XIX. Tiene 36 hectáreas y el edificio principal cuenta con 40 habitaciones, algunas conservan pinturas otapices originales; tiene un pozo, 2 bodegas, caballerizas y tres silos o graneros.Calixto Miguel a su vez, tramitó y obtuvo de Carlos III el título de Vizconde de Santa Ana y posteriormente, en 1774, el de Marqués de Jaral de Berrio, título que se le concedió por los méritos de su abuelo Dámaso y su tío José Sáenz de Retes por servicios a la Corona, y por méritos propios en el abastecimiento de alimentos en tiempos de hambruna a las ciudades de San Luis Potosí y Guanajuato, así como por su generoso aporte para sofocar el levantamiento popular que se suscitó a raíz de la expulsión de los jesuitas en 1767. Además de que había llegado a ser uno de los más ricos de la Nueva España, para entonces sus propiedades ya constituían un verdadero latifundio.
Calixto Miguel llegó a tener gran influencia económica y política en la capital del virreinato, además de contar con 99 haciendas desde Durango hasta Guanajuato, en donde la de Jaral era la más importante y algo así como la capital de un pequeño reino.
Según el libro "Jaral de Berrios y su Marquesado", escrito por Jesús Ibarra Grande, Juan Nepomuceno de Moncada y Berrio fue el tercer marqués de Jaral de Berrios, y el hombre más rico de México en su época. Fue además el último dueño con el apellido Berrio.
El libro señala que dada la importancia económica de la hacienda, la vía del tren pasó a medio kilómetro. Sin embargo, esta línea fue después recortada para economizar distancias entre México y Nuevo Laredo.
En 1827 el viajero Sir Henry Ward menciona al marqués como el propietario de bienes raíces más opulento de México. Para esta época, sus riquezas provenían principalmente del ganado mayor y menor –sus caballos se habían hecho famosos-, y de productos agrícolas como el trigo, maíz y chile. Desde la década de 1870 contaba con una gran presa que hacía posible los cultivos de riego. Poseía además establecimientos propios para matanza, molino y una fábrica de mezcal y de pólvora. Hoy el mezcal se destila en Querétaro y en la hacienda solamente se envasa.
Durante la guerra de Independencia, Francisco Javier Mina tomó la hacienda por asalto y la saqueó. Con la revolución empezó la decadencia del lugar debido a los incendios y los primeros abandonos. Años después pasó a ser de un particular.
Pasan los años y los propietarios se suceden por compra o por herencia. El primer Berrio en llegar a esta hacienda fue Andrés de Berrio, quien al casarse en 1694 con Josefa Teresa de Saldivar se convirtió en propietario.Por 15 pesos, cualquier persona puede entrar a recorrer sus patios y habitaciones; el problema es que no hay guías ni alguien especializado que explique su historia. La hacienda abarca 36 hectáreas y el edificio tiene 40 habitaciones, algunas conservan pinturas o tapices originales; tiene un pozo, 2 bodegas, caballerizas y tres silos o graneros.
La hacienda tiene tres etapas constructivas correspondientes a los siglos XVII, XVIII y XIX lo que le da un estilo ecléctico. Lo más sobresaliente de este conjunto está constituido por la casa grande construida en el siglo XIX.
Es un edificio en dos niveles y en los extremos dos torres, en el cuerpo central alberga el reloj enmarcado por dos águilas y rematado por la escultura de don Miguel de Berrio y Zaldívar, primer marqués de Jaral de Berrio. Esta casa cuenta con despacho, biblioteca, sala de música, de juegos, comedores y cocinas. Adjunto la casa del administrador, la tiende de raya, bodegas, cocinas, comedores, corrales, huerta y pozo.
Cómo llegar
Treinta y cinco kilómetros (carretera San Felipe-San Luis) al noreste de la ciudad de San Felipe, cerca de los límites con San Luís Potosí, se encuentra enclavada sobre una extensa planicie el monumental casco de la hacienda de Jaral de Berrios.En la línea frontal de la mansión hay dos casa más una se construyó de piedra y cantera lisa, sin adornos, con un mirador en la segunda planta, y la tercera se diseñó con una estructura moderna.
Al sur, frente al templo de San Diego, entre la casa del hacendado y el templo de la Virgen de la Merced se localizan tres silos, era, asoleadero y molino.
Por todo esto es que el lugar es un sello característico de la historia de San Felipe y en sí mismo es un objetivo que agradecen cámaras fotográficas, de video y la experiencia de sus visitantes.
Texto y Fotos: Roberto López Arrieta
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