Advertimos que esta travesía no promete ser una arriesgada misión de Indiana Jones, pero sí una aventura en la selva de Puerto Vallarta para pasar por cascadas y ver monos araña colgados de las ramas.
Estando en Vallarta se recomienda también visitar el campamento Tortuguero Nuestra Tierra A.C., ubicado detrás del Aeropuerto Internacional de Puerto Vallarta, donde podrá liberar al mar tortugas marinas bebes. Para mas informes visitar las oficinas ubicadas en: Av. Universo 2010-A Depto. 13, Col. La Aurora, Puerto Vallarta, JAL. Contactar por mail o teléfono: voluntariosnuestratierra@yahoo.com.mx
Tel Vallarta. (322) 225 6940.
Cel. Guanajuato (477) 175 1939
Para este safari familiar se adecuaron viejos camiones de los años 60. Ahora son jeeps para 12 personas.
El itinerario incluye una visita a dos pueblitos: El Porvenir y San José, los dos vecinos y a media hora de la bahía.
En San José, por ejemplo, te dejan entrar a la casita de madera de uno de sus habitantes. La dueña te recibe con un tentempié: tortillas que ella mismo prepara en el comal y salsas. Un taquito o dos para aguantar la caminata que viene.
El safari atraviesa un camino abrupto. La emoción radica en el zangoloteo y en el esquivar las ramas de las ceibas y de otros árboles. Las ruedas del jeep salpican de lodo a los pasajeros.
Luego hay que bajar del vehículo. El guía recomienda buscar una rama que haga las veces de bastón en ese terreno tan quebrado. Cuidado con las piedras que se esconden bajo las hojas secas.
Mucha atención a los monos araña que brincan muy alegres, muy dueños de su selva, de una copa de árbol a otra.
Las iguanas se confunden con el color y la textura de los troncos. Guacamayas, serpientes y hasta bichos raros.
Las cámaras de foto y video disparan como locas, a capturar la imagen del momento.
El recorrido a pie dura alrededor de 45 minutos.
El último destino es la playa privada Monterrey, a media hora de la marina de Puerto Vallarta. Una parrillada para despedir la travesía. Quedan dos horas y media para nadar, jugar o nada más tirarse al sol. No hay que olvidar toallas propias ni el bloqueador.
Música y bailarines incluidos. Se terminan las cervezas para los adultos, y los jugos para los niños. Ahora sí todos de regreso, cada quien a su hotel.
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