Domingo, 11 de Julio de 2010
La energía eléctrica llegó hace cinco años a Yelapa, este pueblo de Jalisco, pero ni eso, ni los turistas que cada verano arriban a sus playas han logrado cambiar lo que Farit, pescador, y Chelly, la de los pays, aman de este lugar: su paz.
Farit tiene 25 años y su familia llegó hace más de 100 a Yelapa. Vinieron desde Chacala, en Nayarit.
Por ahora la única forma de llegar a Yelapa es en una embarcación que parte desde la Marina de Puerto Vallarta y navega unos 45 minutos por las aguas del Pacífico. "Casi todos los días atracan dos o tres barcos", dice Chelly, famosa por sus pays.
Los pays de Chelly", se volvieron famosos desde hace 28 años. Los hay de coco, queso, nuez, chocolate y plátano. Para hacerlos se levanta todos los días a las cinco de la mañana y tiene un horno de leña y una estufa donde los cocina.
Ponte para la foto
Farit carga una enorme iguana, mide un metro y medio de largo y puede llegar a crecer hasta dos metros, lleva en el cuello un collar que su dueño le colocó para que "salga más bonita en la foto", dice.
Éste es otro de los atractivos del lugar, porque pese a que la iguana es impresionante por su textura y forma, también es inofensiva, sólo come plantas y lo único que desea para vivir es calor.
Son las 12 de la tarde en Yelapa y la temperatura de 32° C anima a cualquiera a meterse al agua, pero todavía hay que subir hasta una cascada de 30 metros de altura que está a unos 25 minutos de distancia desde la playa.
Para llegar se puede ir caminando o montando caballo, según la condición en la que te encuentres porque el camino es empedrado y empinado.
La cascada tiene su final en una poza enorme, una alberca donde varios ya se dieron el primer chapuzón, se refrescan y ríen mientras toman cientos de fotos.
"La caída del agua entre los meses de agosto y octubre llega a tapar el pozo, es un espectáculo mayor", dice uno de los guías.
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