Por: Vicente Ruiz , Domingo, 27 de Enero de 2008
Por ahora se realizaron labores topográficas para delimitar el área de los vestigios con malla ciclónica
APASEO EL ALTO
APORTACIONES
Otros objetos son traídos para enriquecer el conocimiento de visitantes.
Testimonio del siglo XIX
Sauza Vega recopiló un trabajo sobre la zona que data de 1895, elaborado por un tal "Pedro González", quien aportó mucha información sobre la forma como estaba el conjunto hace más de un siglo. Describe que: "Las pirámides más notables de Guanajuato, hasta hoy desconocidas, están a 5 kilómetros al sur del pueblo de San Bartolo, distante de la Villa de Apaseo al este-sureste y a igual distancia, pero con rumbo opuesto a la ciudad de Querétaro. Llevan el nombre de Tzché (Agua fría) por un manantial que tiene cercano, conociéndoseles también en San Bartolo por Los Cerritos". "Siete pirámides levantadas dentro de un pequeño perímetro marcan al parecer las épocas en que se formaron. Tres hacen el grupo principal; la mayor al oriente y dos, un poco más chicas, al norte y sur, dejando al centro una plaza abierta que mira al poniente". "Otras tres pequeñas siguen a corta distancia de aquellas sin rumbo escogido y la última. Tan grande como la primera, está al poniente, detrás de una finca arruinada (la exhacienda de San Vicente) por donde pasa la carretera que de Querétaro se dirige a Apaseo el Alto, o San Andrés el Paso, nombres de este pueblo...". "Esta pirámide tiene en la cima escorias de fundición, seguramente restos de cobre con el que se hicieron hachas que tanto abundaron como armas, más ventajosas que las de pedernal. La pirámide principal, o sea la que está al oriente, parece semejante a las estructuras de las escalinatas que cubren los frentes al vértice, a la central del castillo de Chichén Itzá, están formadas por piedras lajas sin pulimento". Actualmente, la zona está cubierta de maleza: mezquites, huizaches, órganos y nopales principalmente, y sólo tres de las pirámides son visibles porque en algunos de sus ángulos se aprecian las piedras amontonadas y removidas, los basamentos no son visibles, al sur de ellas existe una explanada de terracería. Hace algunos años se encontraban a simple vista trozos de alfarería; restos de vasijas, comales, ollas, y otros instrumentos; hoy no se aprecia nada, posiblemente por los deslaves que causa la lluvia y la recolección de los mismos que han hecho los vecinos. Alrededor de estos vestigios prehispánicos, de unos 20 metros de altura, se han construido algunas viviendas, tanto al oriente como al poniente de las pirámides, a pocos metros e invaden lo que ya debería de haberse delimitado y protegido. La explanada del conjunto arqueológico es utilizada como campo de futbol de la comunidad, incluso ahí están las porterías metálicas. Cada 21 de marzo, desde hace tres años, el lugar se aprovecha para la realización de un evento artístico-cultural por el Solsticio de Primavera, en el que los apaseoaltenses acuden a recibir la "buena vibra" del inicio de la primavera.
TESOROS
En el lugar se han encontrado vestigios de antiguas civilizaciones que son exhibidas por arqueólogos asignados a la zona.
Inició el rescate del conjunto arqueológico de las pirámides de San Vicente, con una antigüedad aproximada de mil 400 años, con la delimitación de la zona a proteger -unas 20 hectáreas- y su posterior cercado perimetral con malla ciclónica.
Actualmente hay cuando menos cinco propietarios que invadieron con sus fincas la zona federal, pero el municipio está dispuesto a reponerles sus casas si el ejido dona un predio para la reubicación, informó el alcalde Martín López Camacho.
Por años, la zona arqueológica de San Vicente (más comúnmente conocidas como de San Bartolo) fue abandonada al saqueo y absorbidas por el crecimiento poblacional de la comunidad vecina de San Nicolás.
Sin embargo, desde 2007 inició un proyecto para delimitar y rescatar el sitio, con apoyo del Instituto Estatal de la Cultura de Guanajuato (IEC) y del Instituto Nacional de Antropología e Historia -INAH-.
El edil explicó que con el apoyo del secretario de Gobierno, Gerardo Mosqueda, se hicieron trabajos topográficos para delimitar el área de las pirámides, incluso con fotografía aérea, el sitio es una meseta y varios de los monumentos existentes, cubiertos por maleza, parecen formaciones naturales en el paisaje.
A la par con estos trabajos, se elabora un Plan de Ordenamiento Ecológico, a fin de definir desde ahora el uso que tendrá el área, y es que de inicio el municipio emprendió el asfaltado del camino de San Bartolomé Aguacaliente a San Vicente, pero el INAH recomendó no modificarlo en las inmediaciones de la zona de pirámides, por lo que se mantiene un empedrado.
López Camacho expuso que hay mucha disposición de los habitantes de San Nicolás y San Vicente, porque conocen los beneficios que puede traerles a futuro la explotación turística de estos vestigios prehispánicos.
El año anterior se destinó un millón de pesos estatales al rescate del lugar, este año se destinará otro millón.
Los antecedentes El historiador Francisco Sauza Vega, autor del libro "Apaseo el Alto, una historia con futuro", afirma que la zona de pirámides y cuicillos tiene relación con la cultura de Chupícuaro, de la que también se han hallado vestigios en otras zonas como La Presita y La Montañita, aunque también es de reconocerse la influencia teotihuacana y luego, cuando ésta decayó, de los otomíes y toltecas.
Los pueblos antiguos se establecían generalmente a la ribera o inmediaciones de los ríos, lagos, aguajes, manantiales o arroyos y aprovechaban la humedad obtenida de éstos para el cultivo de maíz, chile, jitomate o calabaza, que representaban su alimentación básica, además de la fauna existente.
Por estudios realizados por el antropólogo Carlos Castañeda López, quien se ha distinguido por sus estudios en el lugar del antiguo señorío otomí que conforma la zona arqueológica, se calcula que pudo haberse establecido entre los años 600 y 900 después de Cristo, la misma es más relacionada con San Bartolomé Aguacaliente que con San Vicente, porque este poblado se fundó hace más de 4 siglos, a 5 kilómetros de los vestigios.
Se estima que el área del antiguo señorío tendría unos 90 kilómetros cuadrados, dentro del que se han localizado 268 sitios con restos arqueológicos dispersos, un ejemplo es que en la falda de los cerros ubicados al sur de la cabecera municipal de Apaseo el Alto -Los Ates- hay restos de un cuicillo que algún religioso aplanó para poner una cruz.
La cabecera del señorío fue precisamente la zona de las pirámides, sobre una loma de unos mil 500 metros de largo por 500 de ancho, la que está constituída por cinco conjuntos arquitectónicos distribuidos sobre la cresta.
El diseño original de los edificios era de patio cerrado con dos variantes; uno era cerrado completamente por plataformas rectangulares en sus cuatro lados y con basamento piramidal que sobresale del conjunto y ubicado al oriente; el otro era un patio cerrado por una pequeña plataforma donde se ubica el acceso y tres basamentos piramidales en los lados restantes, situado al lado contrario al acceso más alto.
El primero, según el mismo antropólogo, sería para uso religioso y el otro para funciones político económicas.
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