Por: Alfonso Ochoa, Lunes, 07 de Julio de 2008
Desde hace décadas agotado, no hay trabajo y las minas ya no dan más; el municipio lo promueve como lugar turístico
GUANAJUATO
El Mineral de La Luz, en un tiempo un importante centro de población, tanto, que fue cabecera municipal, desde hace décadas agoniza: no hay trabajo y las minas están supuestamente agotadas.
La Luz es uno de los pueblos mineros que el gobierno municipal busca promover para que sea un atractivo turístico más de Guanajuato. El viejo pueblo minero, enclavado a pocos kilómetros del Cerro de Cubilete, en donde se levanta el monumento a Cristo Rey, es un lugar en donde actualmente viven cerca de 500 personas aunque se presume que alguna vez tuvo más de diez mil habitantes.
publicidad
');
//-->
Un viejo cuenta historias
Don J. Jesús Calvillo Solís, nacido en 1927, contó que él es originario de Melladito, un poblado cercano a La Luz y, que esa zona siempre ha sido minera, desde que llegaron los españoles.
Por aquí hay muchos tiros, en un tiempo hubo mucha riqueza, aunque el pago a los obreros siempre fue malo y también pasaban muchos accidentes y nadie hacía caso a los muertos, señaló.
En la mina de Bolaños, añadió, había más accidentes y, eso que tenía jefe de vigilancia y que diario le picaban a las piedras del techo para ver si alguna no estaba floja.
Una vez, continuó, a uno del Jitomatal lo aplastó una roca, "por eso yo no duré y mejor me hice velador, por eso tengo mi sagrada pensión".
Explicó que sus padres se establecieron en Melladito "cuando la revolución". Los cristeros, agregó, entraban seguido a La Luz, una vez le quemaron la casa a don Rodrigo Machuca y también quemaron la presidencia.
Don Jesús recuerda el esplendor de La Luz. Aquí fue muchos años capital, relata con nostalgia, "creo que en 1900 había todavía ocho mil habitantes". Y da su versión sobre el ocaso del pueblo:
"Dicen que un padre (sacerdote) echó maldición, a la mejor sí es cierto, pues había una plaza de toros y la gente ya no iba ni al rosario ni a misa y preferían irse a los toros; entonces un día el padre se enojó y dijo que él iba a ir a torear y más se amotinó la gente a ver al padre torear, pero el padre se llevó la custodia y cuando llegó a la plaza dijo: ‘échenme al toro’; el toro salió corriendo, pero el padre sacó la custodia y el toro cayó como a cinco metros, hincado, respetó a Dios Nuestro Señor; entonces el cura echó la maldición, pues dijo que el toro siendo animal bruto y bravo respetaba la religión y la gente de La Luz no; dicen que por eso se salaron las minas, yo digo que a la mejor y sí es cierto".
Don Jesús sigue con sus evocaciones. Afirma que a principios del siglo pasado La Luz era un poblado importante: "esto fue muy grande, existía el Panteón de San Bartolo, construido antes de la Independencia; era el panteón de los españoles, a los indios los enterraban en el panteón de los pobres que está en Sangre de Cristo".
El panteón de San Bartolo, ahora casi totalmente destruido y, que se creía fue dañado para robar las joyas a los muertos con que fueron sepultados, aunque don Jesús dice que eso no es cierto.
En 1949 un hombre se emparejó con los huesos de los muertos, cuenta el anciano y, se ríe por lo contado: pagaban a 46 centavos el kilo de hueso y en el panteón había cantidad.
Explica que pulverizaban el hueso para el ensaye, para separar el oro y la plata, "por eso ese hombre se fue grande con los huesos de los muertitos". Es que había mucha pobreza, recuerda, los sueldos eran muy bajos: en 1940 ganaba 7.50 a la semana, y éramos ocho de familia, no alcanzábamos para nada".
El entrevistado observa a su rededor y comenta mientras acarreaba piedras en una carretilla para construir una barda: "esto sigue estando pobre, yo no entiendo a esos caballeros, pero bueno yo ya estoy viejo, aunque me gusta mucho la vida y no me quejo, pues además puedo trabajar, tengo mi milpa y mis hijos que están en los Estados Unidos no dejan de ver por mí
Desde hace décadas agotado, no hay trabajo y las minas ya no dan más; el municipio lo promueve como lugar turístico
GUANAJUATO
El Mineral de La Luz, en un tiempo un importante centro de población, tanto, que fue cabecera municipal, desde hace décadas agoniza: no hay trabajo y las minas están supuestamente agotadas.
La Luz es uno de los pueblos mineros que el gobierno municipal busca promover para que sea un atractivo turístico más de Guanajuato. El viejo pueblo minero, enclavado a pocos kilómetros del Cerro de Cubilete, en donde se levanta el monumento a Cristo Rey, es un lugar en donde actualmente viven cerca de 500 personas aunque se presume que alguna vez tuvo más de diez mil habitantes.
publicidad
');
//-->
Un viejo cuenta historias
Don J. Jesús Calvillo Solís, nacido en 1927, contó que él es originario de Melladito, un poblado cercano a La Luz y, que esa zona siempre ha sido minera, desde que llegaron los españoles.
Por aquí hay muchos tiros, en un tiempo hubo mucha riqueza, aunque el pago a los obreros siempre fue malo y también pasaban muchos accidentes y nadie hacía caso a los muertos, señaló.
En la mina de Bolaños, añadió, había más accidentes y, eso que tenía jefe de vigilancia y que diario le picaban a las piedras del techo para ver si alguna no estaba floja.
Una vez, continuó, a uno del Jitomatal lo aplastó una roca, "por eso yo no duré y mejor me hice velador, por eso tengo mi sagrada pensión".
Explicó que sus padres se establecieron en Melladito "cuando la revolución". Los cristeros, agregó, entraban seguido a La Luz, una vez le quemaron la casa a don Rodrigo Machuca y también quemaron la presidencia.
Don Jesús recuerda el esplendor de La Luz. Aquí fue muchos años capital, relata con nostalgia, "creo que en 1900 había todavía ocho mil habitantes". Y da su versión sobre el ocaso del pueblo:
"Dicen que un padre (sacerdote) echó maldición, a la mejor sí es cierto, pues había una plaza de toros y la gente ya no iba ni al rosario ni a misa y preferían irse a los toros; entonces un día el padre se enojó y dijo que él iba a ir a torear y más se amotinó la gente a ver al padre torear, pero el padre se llevó la custodia y cuando llegó a la plaza dijo: ‘échenme al toro’; el toro salió corriendo, pero el padre sacó la custodia y el toro cayó como a cinco metros, hincado, respetó a Dios Nuestro Señor; entonces el cura echó la maldición, pues dijo que el toro siendo animal bruto y bravo respetaba la religión y la gente de La Luz no; dicen que por eso se salaron las minas, yo digo que a la mejor y sí es cierto".
Don Jesús sigue con sus evocaciones. Afirma que a principios del siglo pasado La Luz era un poblado importante: "esto fue muy grande, existía el Panteón de San Bartolo, construido antes de la Independencia; era el panteón de los españoles, a los indios los enterraban en el panteón de los pobres que está en Sangre de Cristo".
El panteón de San Bartolo, ahora casi totalmente destruido y, que se creía fue dañado para robar las joyas a los muertos con que fueron sepultados, aunque don Jesús dice que eso no es cierto.
En 1949 un hombre se emparejó con los huesos de los muertos, cuenta el anciano y, se ríe por lo contado: pagaban a 46 centavos el kilo de hueso y en el panteón había cantidad.
Explica que pulverizaban el hueso para el ensaye, para separar el oro y la plata, "por eso ese hombre se fue grande con los huesos de los muertitos". Es que había mucha pobreza, recuerda, los sueldos eran muy bajos: en 1940 ganaba 7.50 a la semana, y éramos ocho de familia, no alcanzábamos para nada".
El entrevistado observa a su rededor y comenta mientras acarreaba piedras en una carretilla para construir una barda: "esto sigue estando pobre, yo no entiendo a esos caballeros, pero bueno yo ya estoy viejo, aunque me gusta mucho la vida y no me quejo, pues además puedo trabajar, tengo mi milpa y mis hijos que están en los Estados Unidos no dejan de ver por mí
No hay comentarios:
Publicar un comentario