domingo, 15 de febrero de 2009

Toca las estrellas en silencio

MÉXICO, D.F.
Durante tres días, quince personas se perderán en el desierto para contemplar las estrellas. Primero tomarán camino hacia las dunas de Acatita, lugar que se encuentra dentro de la Zona del Silencio. Sus arenas resguardan fósiles marinos, restos del mar de Thetis que alguna vez cubrió esta gran extensión de tierra.
Al lugar se le cargan historias sobre la desaparición de aeronaves, donde los aparatos electrónicos no funcionan y la comunicación por radios son inútiles, incluso existen anécdotas de avistamientos de ovnis.
Énfasis
Muy cerca de ti
* El campamento estará vigente del 1 de mayo al 17 de noviembre
Más información
www.aventurapantera.com.mxSe le ha dado ese nombre porque en ciertas áreas, menores a un kilómetro de diámetro, las ondas de radio no pueden ser transmitidas de forma normal. De acuerdo con algunas investigaciones se debe a la presencia de campos magnéticos.
También se le ha llegado a comparar con otros sitios como el triángulo de las Bermudas, la zona alrededor de la pirámide de Gizeh, en Egipto y las ciudades del Tíbet.
Durante el día se montarán las carpas, se buscará en la tierra cómo florean las cactáceas, cómo es la vida en el desierto; de noche se prepararán los telescopios y binoculares para avistar la bóveda celeste.
La mañana siguiente se levantará el campamento para ir hacia la laguna llamada Salina del Rey. Las caminatas son largas entre la arena. Se recomienda llevar botas, o zapatos cerrados y cómodos, ropa ligera para aguantar el calor seco que en esas fechas llega hasta los 25° C, antes del mediodía, antes de que ataquen los rayos de sol. La noche se pasa con frío de 10° C y mucho viento.
Cuando se apaguen las fogatas los ojos volverán a recorrer el cielo. Se atraparán con la vista las llamadas estrellas fugaces que se escapan en un parpadeo. El cielo es generoso y se muestra despejado sin un rastro de alguna nube, será porque la temperatura fría de la noche es un factor importante para mostrarlo así.
En ocasiones aparecen unos puntos rojos, que, para desgracia de los cazadores de fenómenos paranormales, se trata solamente de los satélites artificiales que se encuentran alrededor del planeta, y no de nave, ni nada de eso. Todos estos avistamientos son posibles, gracias a que no hay luces ni contaminación como en las grandes urbes.
Las nebulosas (nubes de gases y polvo cósmico donde se generan nuevas estrellas) también son alcanzables, así como la constelación de Leo que en ocasiones se desprende de algunas estrellas fugaces provocando una lluvia de leónidas, esas estrellas que rayan el cielo mientras caen al suelo, porque han concluido su ciclo de vida.
Este recorrido es un pretexto ideal para seguir celebrando el año de la Astronomía y, aunque no es un recorrido oficial, es bueno para sacar al astrónomo que algunos llevamos dentro.
En busca del mejor enfoque
Existen dos tipos de telescopios. Los refractores —como el de Galileo— utilizan un sistema de lentes, son sencillos de usar y económicos aunque no pueden ser de gran potencia porque una lente mayor implica aberraciones cromáticas. Son óptimos para principiantes pues requieren de muy poco mantenimiento.
Los de reflexión —inventados por Isaac Newton— usan espejos, son excelentes en objetos débiles como galaxias y nebulosas. Al no usar lentes logran imágenes con mayor brillo y bajas aberraciones ópticas que funcionan mejor para la fotografía.
Sus desventajas: necesitan de cuando en cuando alinear los espejos, son pesados y más costosos.
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Observatorios naturales
¿Te imaginas una noche llena de estrellas y una cena romántica en un lugar en la playa? pues no, en la realidad, la playa no se lleva con la astronomía.
La atmósfera no es totalmente transparente. A nivel del mar tienes una capa más gruesa, con más gases y partículas que obstruyen la luz de las estrellas. Otro factor es la humedad. La evaporación del agua marina añade un factor de distorsión visual. ¿Has intentado ver las estrellas al estar muy cerca de un farol? Eso se llama contaminación lumínica. Cientos de miles de faroles –como ocurre en las ciudades- disminuyen la cantidad de estrellas visibles. La regla para la observación del cielo es: mayor altitud sobre el nivel del mar, ambiente seco y lejanía de las ciudades.
Ixtlán de Juárez
Es un pueblo oaxaqueño de la sierra norte cercano a Guelatao, pueblo natal de Benito Juárez. Su clima provee de un cielo claro de noviembre a marzo.
Real de catorce
Este mítico pueblo del desierto de San Luis Potosí tiene un clima semidesértico buena parte del año y una altitud de 2 mil 750 metros sobre el nivel del mar. Los lugareños reportan las mejores condiciones del cielo en Cedral, que está a sólo 35 kilómetros.
La Rumorosa
Se encuentra entre Mexicali y Tijuana, sus fuertes vientos provocan cielos despejados gran parte del año. Su latitud muy septentrional y sus mil 330 metros de altitud hacen que en invierno caigan nevadas.
La mejor época para visitar esta zona es en primavera en que el extremo calor que hace en la zona, es todavía tolerable.
Nevado de Toluca
Ventajas: la gran altitud (4 mil 200 msnm) de su cráter al cual se llega en automóvil y su clima seco. Desventaja: la cercanía con las ciudades de México (60 km) y Toluca (30 km), cuya luminiscencia afecta la observación.
Bernal
Es un pueblo muy pequeño, por lo tanto con muy baja luminiscencia, está a 2 mil 80 msnm, su clima es semidesértico y tiene una modesta infraestructura hotelera. Si quieres mejor alojamiento, Tequisquiapan está a sólo 30 kilómetros.
Mineral de Pozos
A 2 mil 200 msnm y con apenas 2 mil habitantes, cuenta con un excelente cielo para la observación de los astros. Los hoteles del pueblo son de primera categoría con suites óptimas para lunamieleros. Debido al clima de estos lugares y a que la observación es nocturna, es necesario vestir ropa muy abrigadora, llevar bebidas calientes y lámparas. Un GPS que te ayude en la orientación puede ser muy útil.

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