HOLBOX, Quintana Roo
El caribe mexicano llega el tiburón ballena, el tiburón más grande del mundo, un dócil gigante que vaga por las aguas tropicales.
En México se puede ver en Cabo Catoche, a dos horas de navegación de la isla Holbox, que se localiza entre la punta norte de la península de Yucatán y el estado de Quintana Roo.
Existen varias formas de llegar, una es desde Cancún hacia el pueblo de Chiquila en autobús (cuatro horas). El costo del boleto es de 70 pesos. De ahí hay que transportarse en ferry a Holbox (20 minutos). El costo es de 40 pesos por persona.
La temporada para observar al tiburón ballena está calculada del 15 de mayo al 15 de septiembre, aunque los meses más fuertes son julio y agosto.
EL MÁS GRANDE DEL MUNDO
El tiburón ballena es un dócil gigante y se puede observar en Cabo Catoche, en el estado de Quintana Roo.Las lanchas se alistan para ir en su búsqueda desde temprano. En Cabo Catoche se espera que aparezca en la superficie al menos una gran mancha negra con lunares blancos y líneas amarillentas en diferentes direcciones. Y ahí está, con la serenidad que lo caracteriza.
Estos vivíparos tienen una longitud de casi 20 metros y pesan alrededor de 20 toneladas, se alimentan de plancton y pequeños peces que salen de los arrecifes. Nunca se le verá nadando en las profundidades.
Vienen a México procedentes de Asia, Australia y África para reproducirse.
El mejor momento para todos es cuando hay que colocarse el visor y las aletas. Sólo tres personas, incluido el guía, podrán lanzarse al agua al mismo tiempo. El sueño de nadar con el tiburón ballena dura 15 minutos la primera ronda. A veces pueden ser hasta tres rondas.
Humano y tiburón están a dos metros de distancia. Prohibido montarlo, tocarlo o alimentarlo.
El costo por esta experiencia de cuatro horas es de 900 pesos por persona. Incluye desayuno, paseo, equipo esnórquel y guía. Se realiza un viaje por día, reserva con 1 día de anticipación.
FLAMINGOS EN LA MIRA
Observar el cortejo de los flamingos rosados es una razón suficiente para hacer un viaje a Celestún, en Yucatán. Todo el año están ahí, pero el espectáculo de ver cinco mil de estas aves juntas sólo ocurre a finales del otoño.
Énfasis
NO SÓLO EN CELESTÚN
En todo El Caribe hay paseos para crear conciencia sobre su cuidado
* Costo: 700 pesos
* Duración: tres horas
* Incluye: guías, refrigerio y binoculares.
* Se realiza todo el año
* Mejor temporada: noviembre y diciembre Se encuentran desde las Bahamas y Cuba hasta Venezuela y Colombia. Prefieren estos sitios por la hipersalinidad de sus aguas y las temperaturas mayores a los 35 grados centígrados. Su vida es sencilla, la dedican a cuidar su dieta y a hacer brillar sus plumas. Sí, ¡ellos saben que son hermosos!
Otra característica es que son monógamos y pueden poner un huevo cada año, mismo que empollan durante 28 días.
Melgar Tabasco, biólogo y promotor de la Asociación Civil Niños y Crías (www.ninosycrias.org) recomienda visitarlos a las siete de la mañana, cuando la pigmentación de sus plumas es color salmón o casi naranja. Es decir que su tonalidad se modifica dependiendo la posición del sol.
Por ejemplo, si el recorrido por la laguna se hace a las 11 horas, entonces se verán muy rosados.
MEJOR SÚBETE A LA LANCHA
Uno de los prestadores de servicios que ofrece tours a la Ría de Celestún es Eco Paraíso (www.ecoparaiso.com).
La duración del paseo dependerá de lo que te interese hacer.
El viaje más largo es de tres horas. Inicia a las nueve de la mañana, cuando se pasa por cada uno de los participantes a sus hoteles. Los grupos no son mayores a seis personas por embarcación.
Luego, se llega a Uxmal y desde ahí se parte por la playa para recorrer unos 12 kilómetros hacia la ría.
Se visita el sitio arqueológico de Kan Balam, se conoce el Bosque Petrificado –que son troncos salinizados por el agua–; posteriormente continúan hacia el estero para llegar, por fin, con los flamingos.
La lancha no puede estar a menos de 100 metros de distancia de las aves, y tendrá que apagar el motor. Tú, no podrás hacer ruidos escandalosos ni movimientos agresivos.
Durante los 15 minutos de observación, los biólogos que te acompañan, te explicarán sobre la especie y el cuidado que se debe de tener, ya que si alguna de éstas logra distraerse de su proceso alimenticio y vuela, puede provocar que otras más lo hagan y alguna de ellas desechar, por el impulso, a su huevo.
Finalmente se visitan algunos manglares para que te refresques y regreses al hotel recargado de sensibilidad.
La segunda opción del tour no incluye la visita de manglares. Es preferible reservar con un día de anticipación.
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